domingo, 31 de mayo de 2009

Fin de fiesta

La temporada 2008-09 tocó a su fin y por segundo año consecutivo en el Calderón tuvimos algo que celebrar. La fiesta fue completa: hubo Champions, golazo del Pichichi y Bota de Oro (Janko no marcó ni un tanto en la derrota de su equipo 1-4), golazo tempranero de nuestro otro crack, cánticos constantes, olas y amagos de ola, botes, pero sobre todo alegría y ganas de celebrar, después de un año que ha sido una auténtica montaña rusa, con partidos épicos y remontadas memorables mezcladas con importantes ridículos y eliminaciones lastimeras fuera de la Liga. Es bonito poder acabar así la temporada después de que en los últimos años nos hubiéramos acostumbrado a cerrar el curso o con derrotas esperpénticas (el 2-3 ante el Celta hace dos años que nos llevó a Intertoto) o con el campo casi vacío en partidos tristes sin nada en juego (1-1 con el Betis en 2006 ó 2-2 con el Getafe en 2005) que provocaron que alguno de nuestros emblemas se fueran entre el silencio (el ejemplo de Aguilera en 2005).

¿NOCHE DE DESPEDIDAS?
Supongo que ayer fue también una noche de despedidas. Probablemente la de Leo Franco, futbolista que portaba el brazalete cuando el encuentro acabó y para el que no escuché ningún reconocimiento a sus cinco años. En la zona mixta sentenció que no cree que vaya a cambiar ahora lo que no ha cambiado en los últimos seis meses. Ya he dicho anteriormente que creo que merece la renovación. Parece que no será así. Veremos si su sustituto no es algún desconocido con el que vuelvan a vendernos la moto.
Y pudo ser también la de Diego Forlán. Por ‘todos’ es sabido que ninguna gran estrella puede estar en el Atlético de Madrid y Diego Forlán lo es. Sus 32 goles le han convertido en reclamo para toda Europa y seguro que su nombre será nuestro quebradero de cabeza este verano, ensombreciendo el de nuestra otra figura, el Kun. No me gustan las declaraciones de Forlán cuando es preguntado al respecto: “Yo estoy encantado aquí. No tengo ninguna necesidad de salir. Pero si se concreta alguna oferta la estudiaremos y si satisface a ambas partes… pero yo estoy tranquilo”. Desde luego, me quedo con el discurso del Kun: “Quiero estar aquí la próxima temporada y que peleemos por títulos”.

¿QUÉ QUEREMOS SER?
De que ambos estén aquí para la eliminatoria de Champions del mes de agosto (ya hay fechas: 18/19 y 25/26) dependerá el futuro de este club. Y no lo circunscribo a esa eliminatoria en concreto, sino al futuro como equipo. Desde arriba se deberá decidir si se quieren seguir dando pasos para volver a ser lo que fuimos y nuevamente tocar metal o si nos conformaremos con ser el Sevilla (en cuanto a la venta de sus figuras, me refiero) y luchar como máximo por un cuarto puesto cada año.
Siguiendo con los de arriba, me sorprendió sobremanera ver cómo la pancarta que les muestro en la foto estuvo prácticamente toda la primera parte sobre las cabezas de nuestros dirigentes sentados en el palco. “Nuestra ruina” podía leerse claramente, aunque por desagracia justo en el momento de mi instantánea el viento moviera la “ruina”. El partido fue apacible, incluso impropio del Atlético de Madrid, con lo que todos pudieron dedicarse a la fiesta los 90 minutos. Si el Almería vino primado se ve que no debía llegarles ni para pipas, porque excepto por una absurda trapisonda en la recta final, los de Hugo Sánchez vinieron de paseo.

LOS GOLES
A los 19 minutos, Agüero rompió a Pellerano por tres veces y se sacó un zurdazo a la escuadra. En cierto modo, me alegro del temporadón de Forlán no sólo por lo obvio ¿a que ya no se habla de las múltiples novias del Kun? El argentino ha hecho una temporada notable y golazos como los de ayer son los que hacen que uno vaya con mayor ilusión al campo. Al poco, Raúl García de cabeza finiquitó un partido que no llegó a tener historia (salí convencido de que el gol lo metió Pablo) y acaba el año con tres goles. Debe aportar más.
En la segunda parte, un golazo de Forlán, nuevamente desde su casa, certifica que cada vez que el uruguayo toca el balón los porteros deben temblar. Aunque esté en medio campo…
La ovación que se llevó a su salida es como para que el uruguayo sólo piense en seguir batiendo registros de rojiblanco. Veremos.
Solamente eché en falta un golito de Miguel de las Cuevas, que a punto estuvo en una jugada que salvó Alves tras tirarle un bonito caño al defensa. Se especuló con la titularidad del alicantino, que al final tuvo que conformarse con los minutos finales. Tras tres años en el Atleti, las lesiones y la falta de oportunidades han evitado que explote un jugador con mucho potencial. Quizá lo haga lejos del Calderón…
El año que viene volveremos a escuchar la musiquita de la Champions en nuestro estadio, pero las exigencias deben ser mayores. Escuchen al Kun Agüero.

domingo, 24 de mayo de 2009

Aquellas tardes de radio y el circo televisivo de hoy

Todavía recuerdo con nitidez aquellas tardes de domingo escuchando el Carrusel junto a mi padre. Oyendo los goles del Atleti en El Molinón, en El Plantío o en Las Gaunas.
Entonces todas las tardes de domingo eran como la noche de ayer. Todos los partidos condensados a la misma hora, excepto el que se hubiera jugado el sábado. Luego vino el Plus, que por entonces se jugaba temprano, a las siete o siete y media de la tarde, y el PPV es un invento reciente. Hace diez años era normal seguir a tu equipo por el transistor. Hoy no.
Cuando ayer me levanté con la resaca preceptiva (que no, que yo de eso ya no tengo), me encaminé a la taquilla del PPV para ver si podría comprar al Atleti. La respuesta fue negativa. Ocho partidos en cartel. Sólo faltaba el Atleti y el Madrid, que era el domingo por el Plus. Ya era mala suerte. Sólo me quedaba encomendarme al pastel que me quisiera servir La Sexta.
Y la sorpresa fue desagradable. Demasiado. Llegué temprano a casa de mi novia para ver el partido y me encuentro con que no conectan con San Mamés hasta el minuto cuatro o cinco. Me trago los dos primeros minutos del Barça con sorpresa, después, conexiones con Sevilla y Villarreal, y luego el Atleti. Un minutillo, concretamente.
Con el paso del tiempo descubro que el partido de la jornada es el Barça-Osasuna, elegido con gran criterio atendiendo a que los hinchas del campeón estarían deseosos de ver la nueva camiseta de su equipo, por no hablar de los millones de aficionados pamplonicas que estarían pegados a la pantalla.
Getafe, Málaga, Huelva y el partidazo entre Almería y Espanyol pasan por los ojos de los asustados televidentes antes de que se vuelva a San Mamés. En el descanso, mi padre me cuenta por teléfono que apagó la tele después de 20 minutos sin ver al Atleti.
Las conté. Las conexiones de la primera parte con San Mamés fueron cuatro. Y dos de ellas no rebasaron los 30 segundos…

¿ACASO PAGARÁ LA SEXTA POR ESTE CIRCO?

En total, tres minutos escasos de Athletic-Atlético. Y en diferido. Con el Camp Nou hubo diez conexiones…
Yo también hubiera apagado la tele, como creo que habrían hecho, sino lo hicieron, la mayoría de aficionados al fútbol. El problema es que no hubiera valido de nada. Al día siguiente nadie habría hablado del bajón de audiencia de La Sexta en la segunda parte. ¿Saben por qué? Porque eso se mide con un aparatito que instalan en tu televisión llamado audímetro. ¿Alguno de ustedes lo tiene? ¿Conocen a alguien que lo tenga…?
Yo tampoco.
Desesperado lo intenté en Tarjeta Roja. Pero allí, donde anunciaban al Atleti me encontré el Barça-Osasuna y ¡Un Flamengo-Botafogo!
Resignado, me agarré fuerte a la radio y a ver las repeticiones de los goles.
Al cuarto de hora, Raúl García enganchó una bonita volea con la zurda con la que acariciar la Champions. El Villarreal ganaba al Valencia, con lo que un punto bastaba en la última jornada.

LA RADIO Y EL RUMOR DE LA AFICIÓN
Pero el Athletic, que había fallado mucho antes del gol de Raúl, no perdonó a la salida de un corner pocos minutos después. El gol lo metió un tal Etxeita por el segundo palo, donde no había nadie defendiéndolo. ¿Saben quién cubría a Etxeita? Pernía
La radio me jugó una mala pasada, ya que al anunciarse gol en Bilbao no escuché el rumor de la afición de fondo, con lo que deduje que el tanto era nuestro.
Cuatro minutos más tarde no me confundí. Al canto del tanto estrujé el transistor contra mi oreja y esta vez no había duda. ¡Goooooool del Atlético de Madrid! “¡De Forlán!”, adelanté. ¡De Forláaaaaan!
En “el partido de la jornada” acabábamos de ver como Etoo abandonaba el campo sin mojar. Forlán era Pichichi.
El uruguayo completó el recital con otro zurdazo imparable tras sacar cinco metros a Gurpegui en una carrera de cuatro… ¡Supersónico!
La suerte está sin duda del lado del
nuevo Bota de Oro. En el primer gol, un mal control suyo acaba en pies de Agüero, que se intenta colar entre dos produciendo un rechace que enchufa Forlán. Y al borde del final, el uruguayo resbala en el área en una jugada que el árbitro interpreta como penalti. Hat-trick. 31 goles. Pichichi. Bota de Oro. Champions.
El uruguayo palió con sus goles el cabreó de millones de atléticos con La Sexta, que deberá plantearse seriamente si su formato de corto y pego en diferido es más televisivo que un Carrusel puro y duro, en directo, donde cada conexión cuenta porque puede pasar cualquier cosa. No que mejor ver una ocasión de Agüero que todos sabemos que se irá lamiendo el larguero, porque para algo lo hemos escuchado hace dos minutos.

LA FIESTA DEBE CONTINUAR
La Champions ya está aquí y el domingo la temporada acabará en fiesta contra todo pronóstico. El mejor final de Liga desde el 92. El mejor Pichichi rojiblanco desde el 89 con Baltazar. El año más goleador desde los 50…
¿Le darán continuidad para que esto vaya a más?
¿Será posible que el Atleti paseé por la Champions la mejor delantera de Europa un año más? ¿Queremos ser grandes?

lunes, 18 de mayo de 2009

Qué grande es el fútbol

Noche del jueves 24 de abril de 2009. El Atlético de Madrid acaba de recibir una de las goleadas más humillantes de su historia, 5-1 en Santander, y se sitúa a cinco puntos de la Champions a falta de sólo seis partidos. El domingo, el equipo es recibido en el estadio como se merece en una de las broncas más sonadas en el Calderón contra directiva y jugadores. Se vence 3-1 al Sporting, pero poco importa el resultado. Noche del domingo 17 de mayo de 2009. El Atlético de Madrid derrota en un duelo directo por la Champions al Valencia 1-0 y se sitúa cuarto, en puesto de Liga de Campeones a falta de sólo dos jornadas y con dos puntos de ventaja.
La afición se marcha feliz y entre cánticos, el Atlético ha hecho un partido muy serio, que sumado a las victorias ante Sporting, Betis y Espanyol, esta última con una remontada épica, ponen a los rojiblancos a un paso de clasificarse para la Champions.

PREVIAS MUY DISTINTAS
El fútbol es fútbol y mueve las pasiones que mueve porque es imprevisible, y ahí reside su grandeza. El conjunto más pequeño puede ganar al más grande, y un mismo equipo, puede pasar de la absoluta desidia, la sinvergüenza y el defenestro, al compromiso más íntegro, el fútbol más incisivo y el éxito en apenas unos días.
Hace sólo tres semanas, acudí al Vicente Calderón a ver al Sporting sin ganas, sin ilusión, angustiado y vacío.
Anoche, dos horas antes partí de casa para ver al Valencia. La sensación era una mezcla de ilusión por poder volver a Champions y de miedo por ver nuestros sueños una vez más hechos pedazos.
La máxima incertidumbre me la generaba una defensa de circunstancias, con Pernía por la izquierda ante la prolongada convalecencia de Antonio López, con la vuelta de Pablo en el centro junto a Domínguez, que apenas había jugado cuatro partidos, y el desplazamiento de Ujfalusi a banda derecha. No entendía que hubiera que mover dos puestos para cubrir sólo uno, el de lateral. Entendía más lógico haber dado entrada al chaval, César Ortiz, y no tocar el centro de la defensa. Era jugar en función del rival, mover al defensa más seguro (o menos inseguro) de nuestra zaga para tapar a Mata.
Pero visto lo visto, uno no puede por menos que quitarse el sombrero ante Abel.

DEFENSA SOBRESALIENTE

Sin la defensa de garantías (o por mejor decir, la titular, porque en el Atleti ninguna defensa es de garantías) los cuatro de atrás estuvieron sobresalientes. Ujfalusi estuvo impecable en defensa y pudo dar rienda suelta a su habitual desparpajo para sumarse al ataque. Pablo estuvo inmenso por arriba, y Domínguez impecable al corte. Incluso Pernía rayó a un buen nivel, a la altura de la extraordinaria concentración que mostró la línea de atrás.
Pero es que los once jugaron con una concentración y una entrega propias de lo que era, una final.

CÉSAR, PROTAGONISTA
Tras unos primeros minutos de tanteo el Atleti demostró que era el que iba a por el partido. Me esperaba de César alguna cantada que ayudara a desnivelar la contienda, y la tuvo al no blocar un tiro lejano de Raúl García en los primeros minutos, pero Agüero marró el rechace. Fue su primera y última concesión. En toda la primera parte, sacó disparos peligrosos de Forlán, Maxi (ambos por partida doble) y Simao.
Sólo se le escapó una: el penalti que da a Forlán su 28º gol y le convierte en el máximo goleador del Atlético desde los 27 que hicieron Pichichi a Manolo en el 92.
Agüero dribló al meta ché y se dejó caer engañándonos a todos. En la segunda parte, en una que sí fue ante Maduro, el árbitro quizá compensó por lo que vio por la tele y le sacó tarjeta.
El Valencia, cojo sin Silva, sólo tuvo una, en un mano a mano al borde del descanso que Leo Franco le sacó a Mata.
En la segunda mitad, no hubo reacción valenciana y sí múltiples oportunidades para que el Atlético hubiera matado el partido y quizá la Champions, al vencer el goal average.
Simao se quedó solo nada más reanudarse el choque, pero César volvió a ganar. Instantes después, mi zona cantó gol en un cabezazo del Kun que lamió el poste.
Y mientras, la afición del Valencia, que había coreado con olés la única vez que su equipo hilvanó cuatro pases, asistía enmudecida a la superioridad atlética.

LA CONCENTRACIÓN LA ROMPÍA LA VERBENA

Los instantes de silenciosa tensión los rompía la música de la verbena de San Isidro, que eran acallados de inmediato por una entusiasta hinchada colchonera, a la que hace falta darle muy poco para que se desviva y que anoche volvió a llevar al equipo en volandas.
El partido murió como transcurrió, en campo valencianista. Y antes del final aún tuvo Forlán otras dos para haber matado el encuentro, pero César y un resbalón lo impidieron. ¡Qué gusto da ver jugar a este futbolista! La coja donde la coja da la sensación de que la jugada puede acabar en gol. Por no hablar del asombro que me sigue produciendo verle hacer una cobertura a Pernía, por ejemplo, después de perder un balón.

SEGUNDA CHAMPIONS EN DOS AÑOS
Pocos pensábamos que este Atleti estuviera para ganar seis partidos seguidos. Pero lo más difícil ya está hecho y con la lucha y concentración de anoche la Champions no se escapa. Como demandaba, el equipo está cerca de completar su mejor final de Liga desde el 92 y clasificarse por segundo año consecutivo para la Liga de Campeones, algo que sólo Depor y Valencia han conseguido antes, además de Madrid y Barça.

martes, 12 de mayo de 2009

Qué manera de subir y bajar de las nubes

Mientras continúo con la ardua tarea de recuperar los pedazos de ‘Un Grande sin Memoria’ que Google me permite, ya que mi blog no me será devuelto definitivamente, y hasta que decida si me quedo en Blogger, si me alojo en otra ‘casa’ o si me compro un dominio propio, he decidido volver a compartir con vosotros desde este domicilio tal vez temporal una nueva crónica, la de un partido inolvidable, la del Atlético de Madrid 3- Espanyol 2.

Un domingo más a las nueve de la noche, el del Valencia será el cuarto consecutivo, acudíamos a ver a nuestro Atleti.
Desde la prensa se habían hecho grandes titulares acerca de si la afición acompañaría o si el Atleti tendría que jugar contra más de once.
El ambiente era muy distinto al del día del Sporting, el precedente eran dos victorias y no un humillante 5-1 y esto se reflejaba en las gradas: 50.000 personas por las escasas 30.000 de la última cita.
Sin embargo, en el campo el panorama era similar al de los últimos choques: un Atleti plano, sedado, intentaba tener la pelota, pero sin profundidad alguna, mientras el rival firmaba este tipo de encuentro, con Tamudo revoloteando en la zona de riesgo y De la Peña buscando siempre el pase decisivo. Y Kameni, sumando minutos de imbatibilidad, después de haber superado ya a su compatriota N’Kono.

PEREA ROMPE EL PARTIDO Y ALGO MÁS
Pero el partido lo despertó Perea, con un codazo con el que casi duerme al espanyolista Chica. Desde la grada sólo pareció un choque más. El árbitro no pito ni falta. Pero ante los gestos ostensibles de Chica, para el juego, le observa y expulsa a Perea. Lo que el árbitro vio, y desde la grada no, fue la sangre en el rostro del lateral blanquiazul. Sin embargo, no señaló ni falta (claro, no había visto nada), así que se desataron las iras del Calderón.
A los pocos minutos, aparatosa entrada dentro del área de Pernía sobre Iván Alonso y penalti. Creo que tocó balón con la izquierda, pero le barre con la derecha. No se puede entrar así en el área. Con lo que Nené transforma el penalti y 0-1.
Por entonces, comienza a comentarse en la grada que el árbitro, Mateu Lahoz, es valenciano.
Nuevamente, no hay un respiro para que el Atleti acuse el golpe y llega otro mazazo, el 0-2. Una falta lateral de Nené sobrevuela el área. Todos miran y en el segundo palo Jarque corre a por la bola y con el muslo la mete en la red. 0-2. Otro gol a balón parado. Se acabó. Adiós Champions. Adiós a la final del día 17 frente al Valencia. Adiós quizá hasta a Europa.
El primer acto acaba con un posible penalti sobre el Kun, lo que confirma que definitivamente Lahoz es del colegio valenciano. Pero poco consuelo y excusa es ésa.

FORLÁN EL GALO
Estamos en la segunda parte de un Atlético de 2009. Todo el Calderón está ocupado por el desánimo, dos goles en contra y un hombre menos es una losa insalvable para cualquiera. ¿Para cualquiera? ¡No! Un uruguayo de rubia cabellera resiste todavía y siempre al invasor. Es el minuto 7 de la reanudación, avanza metros en línea de tres cuartos y le digo a mi padre: “Gol de Forlán. Y así es. El uruguayo saca un zurdazo desde 25 metros, de esos que hacen que todavía muchos duden de que es diestro, y pone el 1-2 para acabar con 550 minutos de imbatibilidad de Kameni.
Igual que hizo contra el Barça marcando el 1-2, igual que hizo con el Villarreal lanzando al poste para que Agüero pusiera el 1-2, resucita al Atleti de entre los muertos.
Y entonces el Calderón creyó, y esa pócima mágica que cada domingo convierte a Forlán en súper hombre contagió al estadio y a sus compañeros. Y un centro-chut de Pernía salió bien y Agüero puso el empate (2-2). Sólo iban 15 minutos.

¿DÓNDE ESTÁN LOS QUE DUDABAN DE LA AFICIÓN?
Y el estadio rugió, y esa afición que había sido vilipendiada y puesta ridículamente en duda por periodistas que, supuestamente, siguen la actualidad de este club desde hace años y conocen su idiosincrasia, llevó en volandas a su equipo a una remontada épica.
Y atronó el “porque luchan como hermanos” y el “Forza Atleti, alé”, y el “Te quiero Atleti”…
Y Heitinga remató al palo. Y Forlán se pidió para él una falta porque está de dulce al grito de “Ahora, Atleti, ahora”. Y el Espanyol despejaba al voleón con un jugador más.
Y cuando ya no había más. Cuando Forlán apenas podía caminar, extasiado después de bajar a defender en varias ocasiones balones en su propia área, el aliento del Calderón y su condición de súper hombre le dieron el último empujón para llegar a un pase entre líneas de Simao y poner un 3-2 que será inmortalizado mucho tiempo.
Entonces, recordé aquella remontada que hace un año rescató para los más jóvenes Hele, un 4-3 al Betis en 1983, levantando un 1-3 con goles de Arteche. Y pensé: este 3-2 no lo desmerece. Y Diego Forlán tampoco.
El domingo, al menos, tendremos nuestra final. Esta vez, nadie dudará de la afición. Jugando así, tampoco dudaremos del equipo.

lunes, 4 de mayo de 2009

Agarrados a Forlán

El Atlético de Madrid consiguió anoche una victoria sin brillo merced a su mejor jugador de la actual temporada, el uruguayo Diego Forlán.
Dos goles del delantero centro charrúa, uno al principio y otro al final, fueron suficientes para doblegar a un Betis que oposita a Segunda, lo que provocó las protestas de su afición, que fueron resumidas por el jovial “están como nosotros” del Kun Agüero mientras calentaba en la banda.
El Atlético se adelantó a los 13 minutos, después de que Forlán matara una bonita pared entre Raúl García y Maxi que terminó con asistencia del segundo. En toda la primera mitad, el Betis tenía más la pelota, pero su control era estéril, y sólo Capi, cerca del descanso, tuvo un mano a mano con Leo Franco que mandó arriba por buscar la vaselina.
La segunda mitad tenía trazas similares, pero el Betis ante la premura de la clasificación y contra el marcador, empezó a acercarse más al marco atlético. Una jugada polémica en el área, con una mano de Ujfalusi y un choque entre Perea y Mark González, desató las iras de la grada.
Después, un rebote entre Perea y Juanito terminó en el larguero de Leo Franco, para que más tarde fuera el portero argentino el que salvara la igualada al repeler un cabezazo a bocajarro de Oliveira.
Y cuando la tragedia se rumiaba en las castigadas cabezas de los aficionados colchoneros apareció, quién si no, Diego Forlán. Era el minuto 88 y en un rápido contragolpe bien llevado por Luis García, el catalán cedió de tacón para el uruguayo, que no perdona una. El tanto puso fin al sufrimiento y aumenta la cuenta de Forlán a 25, con lo que iguala la cifra que le permitió ser Pichichi y Bota de Oro con el Villarreal hace cuatro campañas.
Los tres puntos, unidos a la derrota del Valencia ante el Espanyol (3-0), ponen nuevamente la Champions a tiro. El Atlético vuelve a tenerlo en sus manos. Por desgracia, es especialista en resquebrajar aquello que debería sostener con mimo.