jueves, 12 de abril de 2012

Moros y Cristianos

Como en el periodo de la Reconquista de la Península Ibérica por parte de los cristianos para derrocar de los territorios españoles al imperio musulmán (siglos VIII-XV), Cristiano Ronaldo, él solito conquistó anoche el Vicente Calderón.
Como en el proceso iniciado por Don Pelayo y finalizado por los Reyes Católicos, Cristiano Ronaldo, con su estilo altanero, prepotente y provocador, arrolló al conjunto rojiblanco, eso sí, demostrando una potencia, voracidad y contundencia incontestables.
Estuve en el estadio, por supuesto, en lo que durante muchos minutos fue un ambiente épico, con dosis de euforia desmedida después del gol de Falcao. He vuelto a verlo hoy (lo grabé por Telemadrid), y una de las últimas imágenes captadas por las cámaras resume el partido: una pancarta con el portugués y un emblema: Ronaldo, The animal.

CRISTIANO, THE ANIMAL
Hasta diez disparos a puerta hizo un futbolista que es una máquina de rematar
. Busca portería desde cualquier ángulo, distancia o posición. Su cifra de 40 goles, algo estratosférico que no sé cuándo volveremos a ver, parece lógica viendo su potencial para crear oportunidades. Pero no es normal.
Todo el peligro, y digo todo, del Real Madrid pasó por sus botas. Encaró constamente por banda izquierda, centró, pegó faltas, disparó desde fuera y desde dentro del área... Una máquina.
Una máquina que no había explotado en los tres primeros derbis, pero que el año pasado ya se estrenó con dos goles en Copa y este año ha marcado cinco tantos a los colchoneros (tres de penalti, eso sí).
Dos cañonazos suyos, mediada la primera y la segunda parte, tumbaron a un Atlético que durante muchos minutos plantó cara al Real Madrid, pero que fue demasiado cobarde a raíz del empate, y acabó recibiendo un castigo demasiado severo.

UN DERBI DISTINTO...
Fue un derbi distinto a muchos de los anteriores disputados en el Vicente Calderón.
Fue distinto porque fue el primer derbi en el Manzanares en diez años, el primero, que superó el cuarto de hora de juego con 0-0 en el marcador. Hasta el minuto 24 no se adelantaron los blancos con una falta directa de Cristiano Ronaldo de esas que se envenenan con un efecto imposible, pero en la que Courtois debió hacer mucho más que una genuflexión. La bola entró por su palo en un disparo de 30 metros... (0-1)
Cuando Cristiano iba a iniciar la carrera, mi padre dijo: “Desde ahí no la mete”. “No creo yo tampoco”, le contesté. Y mazazo.
Aún así, fue un derbi distinto porque el Real Madrid no empezó arrollando al Atleti desde la salida de vestuarios. En los cuatro últimos años, el Madrid se adelantó a los diez minutos (Benzema 2010-11), a los cuatro (Kaká 2009-10), y a los 30 segundos (Van Nistelrooy 2008-09 y Raúl 2007-08).
Esta vez, incluso fue el Atlético el que hizo el primer tiro a puerta tras un buen envío profundo de Diego que Falcao remató a media altura y junto al palo, pero Casillas mandó a corner.
Fue un derbi distinto porque durante muchos minutos dominó el Atleti (tuvo más posesión en el primer tiempo), llegando a acumular algunas faltas laterales y corners consecutivos, pero que no provocaron peligro.
Fue un derbi distinto porque el Atleti logró igualar el marcador, algo que no suena a gran cosa, pero que, por desgracia, apenas se ha repetido en la última década.
Sólo Paunovic de penalti (2003-04) y Simao de falta (2008-09) llevaron el júbilo a la grada con un empate momentáneo que terminó en 1-2. Y sólo una vez se ha podido cantar un gol en el Calderón que por entonces era el del triunfo. El 1-0 de Torres en la 2006-07, que acabó 1-1.
Así que cuando en el minuto diez de la segunda parte, en una jugada sin aparente peligro, Adrián sacó un centro desde la izquierda y Falcao remató de cabeza ganando a Ramos y Coentrao, y poniendo la pelota donde no podía llegar Casillas (Y miren que eso aquí es difícil), el estallido en la grada fue de los que hacen época (1-1).
Con un estadio abarrotado hasta en las escaleras, recibí abrazos como no había visto en mi vida, de conocidos y desconocidos, de amigos y de gente que no había visto nunca, uno de los cuales se permitió incluso darme un beso (al parecer a mi padre le dio hasta cuatro... era un chavalito que el pobre iba muy borracho).
Así que durante unos minutos, apenas un cuarto de hora, la grada del Vicente Calderón fue feliz en un derbi como llevaba sin serlo años. Eso fue distinto. Pero el final fue igual.

...PERO IGUAL
Fue igual porque, inexplicablemente, en vez de dar un paso al frente y aprovechar el arreón del gol. En vez de intentar jugar con la ansiedad del Madrid. En vez de decir: hoy te estoy plantando cara y te voy a derrotar. El Atlético dio un paso atrás tras el tanto.
Se lo dije a mi padre, apenas marcó el Atleti, fue “como si las cosas ya no estuvieran en su sitio”, como si se hubiera alterado “el orden natural de un derbi”. “Espero que no crean que con el empate ya lo tienen hecho”, le comenté. Pero así fue.
El Madrid encerró a los rojiblancos, y el miedo se instaló en el cuerpo de la afición atlética, que cantaba, pero, por dentro, temía...
Sólo un minuto después del empate, Cristiano se coló en el área y su disparo abajo lo sacó a corner Courtois.
El público, esta vez más con su equipo y menos centrado en ventilar sus iras contra el rostro pálido, comenzó a cantar el himno como un solo hombre. Pero en nuestras gargantas, en la mía propia, se nos congeló el “porque luchan como hermanos...” cuando un cabezazo de Pepe en un corner sobrevoló nuestra portería para terminar de posarse en la parte superior de la red...
La agonía continuaba, y sólo la velocidad mental de Diego y la física de Adrián propiciaron un par de contras que ni siquiera terminaron en disparos.
Mientras, las dos líneas de cuatro de los de rojo y blanco cada vez se atrincheraban más en torno al área, pese a los gritos desesperados de Simeone por sacarles de la cueva.
En el 67, Di María pone una falta desde la derecha y alguien cabecea fuera por poco. ¿Quién? Cristiano, por supuesto.
Y sólo un minuto después, la catástrofe. El Atlético roba en su frontal, pero no es capaz de hilvanar ni un pase ante la asfixia madridista. Xabi Alonso abre para Cristiano, Juanfran recula persiguiendo a Benzema y el portugués no duda: zapatazo desde fuera del área junto al larguero de Courtois (1-2).

LAS COSAS EN SU SITIO
Por triste que parezca, es así. Un Madrid que no gana en el Calderón, es como un mes de abril sin lluvia. No es normal. Y como no es normal, es capaz de que el Atleti empate en el 91 con aquel gol mentado de Simao, y que en la prolongación Drenthe meta en el área a Heitinga y le saque un penalti para terminar ganando.
Así que, con las cosas en su sitio, los rojiblancos se permitieron volver a mirar hacia Casillas. Falcao conectó otros dos cabezazos que sembraron cierto miedo, y Adrián cabalgó entre la defensa blanca , pero le frenó Pepe.
En el otro lado, Cristiano y Di María seguían sembrando tempestades con su ritmo vertiginoso. Kaká (que jugó el primer acto) y Benzema, ni aparecieron.

Y EL FINIQUITO
Y a falta de ocho minutos, un balón de Higuaín en el flanco del área, sin peligro aparente, terminó con Godín cargando de forma desmedida y el argentino en el suelo. En el campo parece una carga en la que Higuaín simplemente no mete el cuerpo. Por la tele se ve que Godín va revolucionado donde no debe ir. Ya regaló un gol precisamente en la ida a Higuaín. Ya hizo un penaltito sin venir a cuento hace dos semanas en Zaragoza. El uruguayo debería aprender a medir.
Cristiano no falló y firmó otro hat trick en su lista (1-3). Esta vez no tuvo gesto para la grada, como el despreciable lucimiento de muslos tras el 1-2, acompañado de dos batidas de brazos desmedidas de sus adlateres, Pepe y Coentrao.

EL CASTIGO DE CADA DERBI
Los derbis castigan cada año al Atlético, y Cristiano asistió a Callejón para que hiciera el 1-4 en lo que fue un correctivo excesivo. Ni siquiera el poste quiso que Diego maquillara con un 2-4 lo que nunca fue un paseo del Madrid.
El año pasado, con triunfo mínimo de los blancos (1-2) el Real Madrid fue mucho más superior que anoche al Atlético. Sin embargo, así es el fútbol.
Donde no engaña la estadística, es en los números de la última década en el Calderón: cero victorias; un empate; nueve derrotas.
Jamás el Madrid, ni nadie, había logrado ganar cinco años consecutivos en el Manzanares. Jamás el Madrid, ni nadie, había sacado 40 puntos a estas alturas de temporada al Atlético. Jamás un derbi madrileño fue esto. ¿Pero quién puede decir que no se lo esperara? Lo peor, la sensación de que nada va a cambiar...

3 comentarios :

David dijo...

Como dices, hubo más derbi que en otras ocasiones anteriores, pero aun asi nunca dimos la verdadera impresion de que fueramos a ganar.
Se desinflaron despues del empate.
Son tantos años y la desilusion de pensar que esto nunca va a cambiar.
A mi lado en el estadio viene un padre con su hijo de unos 10 años. Ese crio nunca ha visto ganar al Madrid. Y es muy triste.
Otro triste dia post-derbi.

Un saludo

Ahab Jonás dijo...

Gran crónica de lo acontecido en las orillas del Manzanares.

El aleti hizo una digno papel pero se encontró con un animal. Menudos dos zarpazos.

La Liga se acerca un poco más a la diosa.

amin dijo...

Triste post , igual que el de todos los años...en fin, me gustaría algún día poder leer algo diferente
Este año pensaba...cómo nunca ganan y eso no es normal, algún año tendrán que hacerlo, igual es este...xo no, empiezo a pensar que igual no es ninguno :(