jueves, 30 de enero de 2014

San Mamés: de la angustia, a la euforia

Minuto uno de partido. Primera jugada del encuentro, Koke mete un balón largo al flanco izquierdo y Diego Costa coge a toda la defensa del Athletic descolocada, se planta solo ante Iago Herrerín, con tiempo para pensar, y, como en tantos y tantos goles (me vienen de primeras a la cabeza ante Diego López en el Bernabéu, o frente al Austria en Viena) decide cruzar el balón raso y con el interior. Sin embargo, el meta bilbaíno repele su remate. “No mete una. Está claro que el fútbol es cuestión de rachas. Cuatro meses metiéndolo todo, y ahora lleva un mes que no entra una”, le espeto a mi padre enfadado.
Minuto 86 de partido. El Athletic lo intenta, pero ya sólo por inercia. Koke mete un balón largo al hueco, San José tira mal el fuera de juego y Diego Costa se planta solo ante Iago Herrerín con tiempo para pensar. El hipano-brasileño decide recortar hacia dentro al meta bilbaíno, le supera, y marca a puerta vacía (1-2). “Lo mismito podía haber hecho en la primera jugada. Pero está claro que el tío sigue con confianza. No le ha afectado llevar casi ocho partidos sin marcar. Otro en su situación habría tirado, pero éste ha tenido sangre fría y le ha regateado”, le comento a mi padre satisfecho.
SUFRIMIENTO, MIEDO... ORGULLO
Entre una jugada y otra pasaron 85 minutos de juego en los que pasé del enfado y la incertidumbre del comienzo, a la satisfacción y el orgullo del final. Pero entre medias, pasé por muchas sensaciones como el sufrimiento, la angustia, el miedo o la impotencia, hasta llegar a la felicidad del minuto 90, sentimiento con el que el Atlético de Madrid termina el 90 por ciento de sus partidos esta temporada.

RECITAL BILBAÍNO EN EL PRIMER TIEMPO
No fue fácil, ni mucho menos. Nadie había ganado en San Mamés, donde el Atleti se plantó con la sensible baja de Arda Turán y a los 12 minutos se quedó sin Filipe Luis, probablemente el jugador con menos recambio de la plantilla.
Los madrileños lo fiaron todo a su potencial defensivo. Sólo dos equipos este año le han hecho dos goles (Levante 3-2 y Rayo 2-4) y llevaba casi un año sin perder por más de un gol, desde el 0-2 del Rubin Kazan en el San Valentín sangriento del año pasado.
Así que el Athletic comenzó a acumular ocasiones: primero un cabezazo de Ander Herrera que despejó Courtois; después un testarazo de Aduriz fuera; más tarde un disparo centrado de Muniaín tras una serie de rebotes en el área; luego un tiro de Mikel Rico, mal marcado por Koke, que se marchó lamiendo el palo... así, hasta que en el minuto 41 Aduriz se comió por arriba, literalmente, a Godín y cabecea a la red (1-0). “Han marcado igual que en la ida el Atleti. Al final de la primera parte y de cabeza”, me dice mi padre.
Antes del descanso, el Athletic aún suma hasta tres oportunidades para ponerse por delante en la eliminatoria: una doble ocasión de Iraola, con el pie, y de Aduriz, con la cabeza, en las que se luce Courtois, y un disparo colocado de Mikel Rico que bloca en dos tiempos el meta belga.
El árbitro señala el paso al intermedio, pero me temía lo peor.

AL DESCANSO, FUNERAL Y SUPERSTICIÓN...
En pocos descansos en mi vida habré tenido una cara de funeral como la de anoche. Por mi cabeza, además del baño bilbaíno, sólo pasaba una cosa: sólo había visto un partido en toda la temporada en el bar en el que nos encontrábamos, de un amigo de mi padre: el 1-0 de Cornellá...
Así que mientras mi padre me preguntaba qué ración prefería para cenar, a mí lo único que se me ocurría decirle era que por qué no nos íbamos a otro bar, al que fuera, a ver la segunda parte...
Por entonces, mi cabeza bullía pensamientos negativos: claro, es imposible luchar por las tres competiciones; ahora los del Madrid se reirán de que nos quedamos sin derbi en semifinales; como nos descolguemos en la Liga ya sólo nos queda hacer una machada en la Liga...

EL ATLETI (ME) CAMBIA LA CARA
Sin embargo, dos minutos de la segunda parte bastaron para que comenzara a cambiarme la cara. Corner botado al segundo palo, cabezazo picado de Diego Costa y Iago Herrerín responde con un paradón dificilísimo, al sacar un remate que buscaba la cepa de su poste derecho.
El Atleti había salido con otro aire, había olvidado la idea de esperar al rival, y buscaba la puerta de Iago Herrerín para buscar el tanto que le diera el pase.
Así, en el minuto diez de la reanudación, en una falta ensayada Raúl García conecta una volea con la zurda que repele el meta vasco, el rechace de la zaga lo recoge el Cebolla, que de primeras vuelve a ponerla al área, y Raúl García, a la segunda y de nuevo con la zurda, pone la pelota fuera del alcance de Herrerín (1-1). Cuarto gol del navarro en Copa (Pichichi junto a Messi). Decimotercero de la temporada (uno más que Villa, que sigue sin jugar en Copa salvo la ida con el Sant Andreu).

MI PADRE ES DEL ATHLETIC
El gol nos concedía una tranquilidad tremenda, ya que el Athletic debía hacernos dos goles en media hora.
Una tranquilidad que me llevó hasta a hacerle un chiste a mi padre. “Bueno, ahora el Athletic si quiere meter un delantero, el mejor que tiene en el banquillo es Valderde ¿no?”.
“Todavía no ha acabado ¿eh?”, me contestó enfadado.
Y es que ya he contado en alguna ocasión, que pese a que mi padre lleva conmigo 15 años de socio del Atleti, su primer equipo es el bilbaíno. Aunque en ocasiones, como esta eliminatoria, me haya confesado previamente que prefería que pase el Atleti “porque tiene más posibilidades de eliminar al Madrid”.
El partido no había acabado, pero prácticamente. Un disparo escorado de Susaeta, perfectamente tapado por la enorme figura de Courtois, fue la mejor ocasión que acumularon los vascos de ahí en adelante.

ORGULLO DE ATLETI
El desenlace, ya está contado al inicio. El Atlético de Madrid se convierte en el primer equipo en ganar en el nuevo San Mamés (llevaba once victorias y dos empates); se mete en las semifinales de Copa del Rey por tercera vez en los últimos cinco años; y lo hace habiendo derrotado a dos de los cinco primeros en la clasificación histórica de la Liga. Para llegar hasta aquí, otros sólo han tenido que ganar a Osasuna, Getafe, Espanyol o Levante. Dejen paso al campeón.

lunes, 27 de enero de 2014

Voluntad contra pegada

El Atlético de Madrid ganó anoche al Rayo Vallecano y ya suma 54 puntos. “¿54 puntos, no?”, preguntaba el Cholo en la rueda de prensa posterior. 54, sí. Ni más, ni menos.
Si el Atleti gana el próximo domingo a la Real Sociedad, habrá superado los 56 puntos de la primera temporada de Simeone como entrenador colchonero, que le valieron al equipo para ser quinto (a dos de la Champions).
Eso sí, un primer año en el que logró 36 puntos en 21 jornadas, ya que se vio lastrado por los escasos 20 puntos que sumó el inefable Gregorio Manzano en las 17 primeras fechas (Simeone subió al equipo del 11º al 5º puesto).
EL RAYO, UN CHOLLO EN DEFENSA
El Atleti volvió a sumar de tres en tres, tras los empates ante Barça y Sevilla, en gran parte gracias a un Rayo que aúna una enorme voluntad y un buen trato de la pelota, con una desquiciante endeblez defensiva.
El conjunto rayista es el más goleado de esta Liga (51 goles en contra, casi el cuádruple que el Atleti) y ha recibido más de la mitad de ellos en casa (27. El único equipo, junto al Villarreal que recibe más goles fuera que en casa).
Prueba de su defensa de chiste dio en el minuto 8. Mientras la tele repetía una ocasión malograda con un mal zurdazo por Diego Costa, Rubén sacaba en corto para Raúl Baena, con Villa y el propio Costa a escasos metros. El asturiano se la roba al central, Diego Costa se la devuelve, y Villa la pone al ángulo largo. 0-1. Décimo gol en esta Liga del Guaje, que sin hacer mucho ruido está entre los diez máximos realizadores de Primera.
Para mí, la culpa del gol es del portero, por comprometer al defensa con rivales tan cerca.

OTRO PENALTI "SIN QUERER"
Parecía que podría ser un paseo, pero a los tres minutos Manquillo zancadillea a Bueno sin querer, cuando estaba escorado y tapado por Koke en el flanco izquierdo del área. Un penalti tan absurdo como el de la jornada pasada ante el Sevilla (el segundo en una semana, por cierto, tras casi dos años sin sufrir un penalti en contra en Liga -63 jornadas-).
Por fortuna, esta vez Courtois sí logró lo que a punto estuvo de hacerle a Rakitic. Estirada prodigiosa a su derecha y deja el disparo de Viera en un tirín.

SE VIO A SOSA
Cinco minutos más tarde, una gran jugada de ataque rojiblanca se encontró con un doble paradón de Rubén a disparos de Diego Costa y de Sosa, que ayer por primera vez dio muestras de su clase.
Lo hizo sobre todo a la media hora, cuando tras recibir una genial asistencia de Diego Costa, que ganó con el cuerpo a Tito un balón perdido, supo dar el pase de la muerte a Arda en vez de obcecarse él con el gol. El turco, con una sangre fría que me hizo gritarle que tirara ya, marcó a puerta vacía (0-2).
La cosa pintaba a goleada, pero en el 40 el Rayo enganchó una bonita triangulación Larrivey, Trashorras, Viera, que permitió al canario, solo, resarcirse del penalti errado (1-2).
La jugada vino por un desajuste defensivo rojiblanco, ya que el Rayo pilló al Atleti saliendo, porque Villa perdió un balón en campo propio por ponerse a recortar. El asturiano hizo un gran partido. Pero su fallo pudo costar más caro.
Pudo costarlo, porque a raíz del 1-2 el Atleti entró en una caraja de balones perdidos en la que Larrivey probó a Courtois en una doble ocasión, y Bueno malogró una contra rayista en superioridad con un pésimo pase por detrás de sus compañeros.

EL ATLETI JUGÓ CON 12: SAÚL
Pero el Atleti este domingo jugó con 12, todo hay que decirlo. Saúl pidió al club cuando salió cedido al Rayo que por favor le dejasen jugar cuando se enfrentaran. En el Calderón (5-0), de mediocentro, fue de lo poco salvable del equipo franjirrojo, pero de central, y con Diego Costa como sparring, no fue el mejor día para alicantino.
Al borde del descanso, y con el Atleti en plena torrija, peinó al segundo palo una falta botada por Gabi y Arda empujó su segundo tanto (lleva tres en Liga). 1-3 y de nuevo sentenciado. Me pregunto si esa prolongación de Saúl estaba en la pizarra del Cholo este verano.
En la segunda parte mi motivación era ver el gol que sacara a Diego Costa de su sequía de seis partidos y le volviera a acercar a Cristiano en el Pichichi. Y por unos minutos, la vi colmada. En el 74, nueva internada de Filipe, centro al primer palo y Diego Costa remacha a la red (1-4).
Pero no. Las repeticiones instantes después desvelan que el que mete el balón en la portería de Rubén no es el hispano-brasileño... sino Saúl. Lo dicho, le faltó ponerse la camiseta amarilla.
El Rayo dos minutos después volvió a marcar, en un gran cabezazo de Larrivey (2-4), y se marchó con el honor de ser el segundo equipo que esta temporada hace dos goles al Atleti (el primero fue el Levante, y ambos perdieron -3-2-).

El Atleti fue líder de la tabla durante dos horas y media (el Barça no marcó el primero ante el Málaga hasta el minuto 40) y ahora afronta dos finales en una semana contra los equipos vascos. Mientras el cuerpo aguante, final a final. Digo... partido a partido.

viernes, 24 de enero de 2014

Con lo justo

No quiero ser alarmista, ni aguafiestas, ni agorero. No busco con mis reflexiones ir más allá de la ¿Hay que preocuparse, visto que se va a luchar por todo, por la diferencia de plantilla que tenemos respecto a Madrid y Barcelona?
pregunta que lanzaba ayer
Nada más lejos de mi intención restar ni un ápice de mérito al temporadón que está haciendo esta plantilla dirigida por el Cholo Simeone, pero creo que el encuentro de ayer fue un buen ejemplo de que a este Atleti, si le sacas del once tipo (doce, con Raúl García), va con lo justo.

EL PARTIDO MÁS FLOJO
Anoche salí del Vicente Calderón comentando con mi padre que había sido el partido más flojo de toda la temporada en el Manzanares. Se han visto exhibiciones (5-0 al Rayo y al Betis; 7-0 al Getafe; ó 3-0 al Valencia), buenos partidos (3-1 al Zenit; 4-0 al Austria de Viena; ó 2-0 al propio Athletic); o encuentros que se han ganado de forma menos brillante (2-0 al Valencia en Copa; 3-2 al Levante; ó 2-1 a Celta y Osasuna). Pero el de ayer fue un partido muy flojo de los nuestros, en el que el resultado fue encontrar petróleo para los méritos realizados.
Menos aún hizo el Athletic, cierto, pero ya demostró en Liga que fuera de casa baja muchos enteros (sólo ha sumado diez puntos lejos de San Mamés) y allí el partido ya llegó resuelto al descanso.

LOS SUPLENTES NAUFRAGARON
Simeone puso en liza a cuatro no habituales. Alderweireld se quejó esta semana de falta de minutos. Ha jugado esta campaña once partidos. Tuvo en líneas generales un partido correcto, pero su compañero en el centro de la zaga fue el mejor... Además, en la recta final dio una patada al aire ante Aduriz que, de no ser por el cruce providencial de Juanfran, podría haberle condenado. Siempre que juega tiene algún fallo de esta índole. Y esos fallos cuestan goles.
Guilavogui. No sé qué le vieron a este mediocentro galo aparte de que mide 2,20... le faltará confianza, pero sólo le vi hacer una apertura a Juanfran de mérito en todo el choque. Y en los balones divididos, que es donde debería imponer su poderoso físico, le vi perder varias disputas.
Cebolla Rodríguez. Mi decepción este año con el urguayo va en aumento. Es cierto que el año pasado tuvo una aportación importante como revulsivo en varios encuentros, pero este año su presencia es nula. No suma al juego, no se va de nadie, no crea peligro. Con la voluntad no vale.
Adrián. Ay Adrián. Qué lástima me da ver la evolución de este chaval. De una clase y un potencial físico enormes, fui férreo defensor suyo durante todo el año pasado. Pero este año... se me han acabado los argumentos. Le falta un centímetro en cada balón aéreo; un recorte en cada jugada indidual; y sigue fallando estrepitosamente de cara a puerta. Koke le dejó solo ante Iago Herrerín al borde del descanso, y si bien es verdad que el meta vasco sacó un buen pie, tuvo tiempo hasta para haberle regateado. Calidad le sobra. Confianza le falta. A espuertas.

LOS TITULARES, CUMPLIERON
Así que, a falta de la aportación de los suplentes, tuvieron que sacar la cara los titulares.
Entre ellos, Godín fue el mejor. Imperial en cada cruce, rápido por alto, vivaz y contundente en ataque. Si fuese mejor a la hora de sacar la pelota jugada, ya sería Beckenbauer.
A cuatro minutos del descanso, remató un centro medido de Koke con un violento cabezazo (1-0). Imparable para Iago Herrerín. El uruguayo suma cuatro goles esta temporada, todos de cabeza, y tres de ellos en el último mes (Oporto; Levante; Valencia y Athletic -Copa-).
Cerca estuvo de hacer un doblete en una de sus clásicas subidas al ataque, pero esta vez su cabeza, a centro de Raúl García, no encontró portería.
En la zaga le acompañaron a gran nivel Juanfran y Filipe. El alicantino estuvo rápido y sacó un par de centros inverosímiles, mientras que el brasileño se hartó a recuperar balones, que además supo sacar posteriormente con la clase habitual.
En el medio, Koke se sacó los dos mencionados pases, con los que se resarció de algunas actuaciones más grises; mientras que Raúl García sí estuvo más apagado, aunque de nuevo rozó el gol con un testarazo que blocó abajo Herrerín, ya en el segundo acto.
Y Diego Costa... No sé si leer titulares como el de ayer en As (“Diego Costa frente a su sequía”) influyen negativamente en el hispano-brasileño, pero de nuevo volvió a destacar por sus absurdos enganchones (esta vez con Laporte, el domingo con Fazio), por encima de sus acciones loables.
Su único tiro a puerta fue un disparo desde la frontal buscando la escuadra que sacó a corner Herrerín.
Y de Courtois no hablo, por fortuna, ya que la ocasión más clara del Athletic fue un disparo lejano de Mikel Rico que se estrelló en el palo... que sujeta la red.

El miércoles, a las 20:00 horas, el desenlace ante un Athletic que en San Mamés suma once victorias y dos empates en partido oficial.
Antes, vendrá el Rayo en Liga. Después, la Real Sociedad. Y si se pasa, las semifinales contra el Real Madrid. Y después, el Almería. Y después... ¿Hasta cuándo se podrá aguantar...?

miércoles, 22 de enero de 2014

¿Hay que preocuparse?

Se dice en los mentideros que el Atleti pierde fuelle. Que el físico no es el mismo de dos meses atrás,
que Diego Costa no ha marcado en 2014, que el equipo llega menos y ve menos puerta, que la plantilla es corta y que será difícil luchar por las tres competiciones, que parece ser el valiente objetivo que se ha marcado el Cholo Simeone.
Uno mira el calendario y cada día es una final. Y ya no es un tópico. Muchos de vosotros ya habréis escuchado más de un “dentro de poco, papá volverá a estar encima de mamá”, de los henchidos madridistas, después de haber recortado cuatro puntos con la cabeza en una semana.
La próxima jornada el Atleti visitará Vallecas, mientras que Real Madrid y Barcelona tienen sobre el papel partidos fáciles en casa: Granada y Málaga.
Éste será el calendario de los tres las cuatro jornadas siguientes (en negrita cuando jueguen en casa):
Atlético: 22- Real Sociedad; 23- Almería; 24- Valladolid; 25- Osasuna.
Barcelona: 22- Valencia; 23- Sevilla; 24- Rayo; 25- Real Sociedad.
Real Madrid: 22-Athletic; 23- Villarreal; 24- Getafe; 25- Elche.

EL DERBI, TAL VEZ TRES, EL MILAN...
A priori, el de ellos resulta más complicado. Después, vendrá el Atlético-Real Madrid en el Calderón (2 de marzo). Pero antes, quizá haya que haber dirimido un nuevo doble enfrentamiento con los blancos en las semifinales de Copa, si el Atleti consigue eliminar al Athletic, cuarto de la Liga e invicto en San Mamés, en los cuartos.
Y en la Champions, habrá que visitar San Siro el 19 de febrero y decidir la eliminatoria en el Manzanares el 11 de marzo...
Todo lo que les he contado, ocurrirá en menos de mes y medio. Más de diez partidos en los que será difícil tomarse el más mínimo respiro, y en el que el mínimo error puede provocar decir adiós a alguna de estas competiciones.

¿CON QUÉ BANQUILLO?
Para afrontar esto, mientras el Barcelona puede permitirse alternar en el banquillo a gente como Pedro, Alexis, Cesc o Adriano; y en el Real Madrid son suplentes habituales Isco, Illarramendi, Arbeloa o el propio Casillas, en el Atlético de Madrid el único jugador número 12 realmente rentable es Raúl García. A los números y sensaciones generadas por el navarro cuando salta al campo (segundo máximo goleador del equipo con 12 goles (seis en Liga; tres en Champions; y tres en Copa) no se le aproxima nadie.

DELANTERA
Arriba, Adrián es el único delantero suplente. Con dos goles en 22 partidos, sus cifras van camino de empeorar incluso las del año pasado. El gol nunca ha sido su punto fuerte, pero parece haber perdido esa chispa que dejaba destellos mágicos en su primer año como rojiblanco.

MEDIO CAMPO
José Sosa: sólo ha disfrutado de medio partido ante el Valencia en Copa y de unos minutos frente al Sevilla. No me gustó en su debut, le veo inseguro y pierde balones con facilidad.

Cebolla Rodríguez: es querido por la mayoría de la afición por su lucha y su electricidad cuando entra al campo. Sin embargo, este año ha perdido la condición de revulsivo que sí exhibió la temporada pasada. No le veoque aporte al juego. En lo goleador, sólo un tanto. En la primera jornada ante el Sevilla.

Guilavogui: Simeone sólo le ha dado seis partidos (apenas uno en Liga) para un tipo que supuestamente costó doce millones de euros. Si no ha jugado estando Mario Suárez de baja, con la vuelta del canterano lo tendrá complicado. Tampoco me ha convencido lo poco que ha salido.

Óliver: es de los pocos que puede realmente aportar algo diferente cuando sale. No me extraña que el Cholo se oponga a su salida cedido. Aunque lo que no comprendo entonces es el porqué de la llegada de Sosa. Abúlico en algunos partidos, éste sí que desprende magia con su toque.

DEFENSA
Y en la zaga, Alderweireld ya se ha quejado de falta de minutos, pero tampoco me ha gustado cuando ha tenido la oportunidad de jugar, que en su caso sí han sido varias (10 partidos). Tiene buena salida del balón, pero ha tenido fallos graves ante el Villarreal o el Espanyol.

Giménez me dejó buenas sensaciones en su debut frente al Almería, pero no ha vuelto a vérsele (otra joven “perla” uruguaya como Cabrera que se irá sin pena ni gloria); Manquillo creo que merece más minutos, tiene velocidad y desparpajo, pero con Juanfran delante será complicado; y con Insúa es mejor rezar para que Filipe esté disponible todo el año.

¿HAY QUE PREOCUPARSE...?
Así que visto el plantel, y el panorama que queda por delante, repito la pregunta del comienzo ¿hay motivos para preocuparse?
El once rojiblanco es potente y sin fisuras, y la vuelta de Mario Suárez será una gran noticia para descargar de minutos a Tiago, pero ¿y el resto? En un mes y medio, muchas respuestas estarán ya sobre la mesa.

lunes, 20 de enero de 2014

El don de la inoportunidad

Todos tenemos en la vida a ese amigo que en los momentos menos adecuados hace el comentario menos oportuno. Ése que con tu novia delante te pregunta quién era la tía buena con la que estabas hablando el otro día; o que saca en la conversación con un amigo algo que le contaste bajo la advertencia de que ese amigo no podía saber que se lo habías dicho...
Es como cuando el ordenador siempre se queda bloqueado cuando tienes más prisa por enviar algo... o como cuando el teléfono suena siempre cuando ya llegas tarde a un sitio y no puedes permitirte perder un solo segundo más... y aún así, lo coges...
Ese amigo inoportuno anoche fue Juanfran Torres. Como también lo fue en otro momento decisivo de la temporada, al comerse por arriba el centro que acabó en el 1-1 de Neymar en la Supercopa con el Barça. No soy dudoso respecto al alicantino, ya que sin ir más lejos la semana pasada escribí sobre él “el Rayo del Atleti está para ser el lateral derecho titular de España en el Mundial”, después de que se marcara un partidazo ante el Valencia en Copa.
Sin embargo, a Juanfran sólo le falla una cosa para ser un gran defensa. Que no es defensa...
Juanfran está rápido, está fuerte, con chispa, desborda con facilidad, y pelea cada jugada. Pero cuando le ponen un balón cruzado a su espalda sufre... sufre muchísmo...

UN PENALTI ABSURDO
Y así ocurrió que cuando en el minuto 72 Rakitic puso un balón cruzado a la espalda de Juanfran, el alicantino, que no sabe mirar a la vez al esférico y a su marca, por miedo a perder a Bacca le agarró con tanto descaro que convirtió en penalti una bola que se perdía por línea de fondo.
La desesperación se apoderó del Calderón. El penalti era tan inoportuno como absurdo. “No quieren ver al Atleti primero”, se escuchó de forma recurrente. Pero fue penalti. Desde mi butaca en el fondo sur pude apreciar el agarrón con claridad. La primera pena máxima que nos pitan en contra en Liga en 63 jornadas (el último fue contra el Real Madrid en abril de 2012...). Pero también es cierto que penaltis como ése se “obvian” cada domingo en muchos campos por el poco peligro que llevaba ese centro y porque es probable que Bacca ni lo hubiese controlado sin el agarrón. Para llorar.
Para llorar porque Rakitic no falló desde los once metros con un derechazo potente a la derecha de Courtois (que la rozó) y neutralizó el gol de David Villa con el que el Atlético de Madrid fue líder en solitario de la Liga durante casi una hora.

EL BARÇA HABÍA PINCHADO
Eran las nueve en punto de la noche y las colas en las puertas del Vicente Calderón aún eran notables. Los atléticos nos habíamos quedado en los bares de los aledaños hasta que en el minuto 93 Del Cerro Grande certificó con sus tres pitidos el 1-1 en Levante. Contra todo pronóstico, el Barça había pinchado, y el Atleti podía recoger el tan merecido liderato que no pudo alcanzar una semana antes contra los propios culés.

EL ATLETI SALIÓ A POR EL LIDERATO
Decidido a ello salió al Manzanares, y en cuarto de hora Filipe Luis mandó alta una clarísima ocasión en la que tenía a Raúl García en mejor posición, y Diego Costa lanzó rozando el poste tras un precioso autopase ante Fernando Navarro. Un Fernando Navarro que fue titular porque Emery, cagón como casi siempre, situó a Alberto Navarro de extremo para sentar al exatlético Reyes.
Sólo tardó 17 minutos el Atleti en adelantarse, tras un corner al segundo palo de Gabi (que ha desbancado a Koke en esta función) que Godín cabeceó al área chica, Beto despejó de puños, y Villa fusiló a la red (1-0). Noveno gol en Liga del asturiano, que llevaba casi dos meses sin marcar.


PERO DIO UN PASO ATRÁS
Sin embargo, esta noche el Atleti decidió que un gol era suficiente, y dio el paso atrás que en el Vicente Calderón no suele dar con tan exigua renta.
La concesión rojiblanca sólo le sirvió al Sevilla para sumar un par de llegadas. La primera, en un disparo cruzado de Coke con el exterior que se perdió por poco; y la segunda en un cabezazo de Carriço que despejó Courtois, y cuyo rechace Fazio remató fuera lanzándose al suelo.

SEGUNDA PARTE: DEL SOPOR, A LA HISTERIA
En la segunda parte se hacía recomendable un nuevo arreón colchonero que pudiera finiquitar la contienda en los primeros compases. Pero en realidad se convirtió en un soporífero intercambio de faltas, sólo roto por Raúl García en un buen disparo lejano que despejó abajo Beto a corner.
Hasta que llegó el penalti de Juanfran. Y todo lo que parecía una balsa de aceite con destino al tan anhelado liderato, dio paso a una histeria colectiva que recordó a tiempos de psicosis no tan lejanos.
El Atleti tuvo 20 minutos por delante en los que no fue capaz de generar ni una sola oportunidad clara. Koke estuvo desaparecido, Arda no estuvo fino, y Gabi se convirtió en el mejor centrocampista rojiblanco repartiendo juego (lo que dice mucho).
Un cabezazo alto de Diego Costa y tres corners fueron el pobre bagaje ofensivo en los minutos finales.
Primer tropiezo en el Calderón y dos puntos de los últimos seis, lo que alimenta las críticas de esas tertulias deportivas en las que se habla de que el Atleti pierde gas, que Diego Costa lleva cinco partidos sin marcar, y que ya no juega con la autoridad y la frescura de dos meses atrás.
Como dijo Goethe, “Ladran, luego cabalgamos”.

miércoles, 15 de enero de 2014

Un equipo con cabeza

Minuto 93 de partido. Diego Costa cabalga por el flanco derecho, gana la partida a la zaga valencianista y se saca un disparo cruzado. Muy cruzado. Tan cruzado que la pelota se pasea por línea de fondo y llega a la banda contraria. Allí, el Cebolla Rodríguez va con todo y evita que el balón salga. En la lucha, Barragán intenta arrebatarle la bola, pero aparece Filipe Luis, que va al suelo, y entre ambos terminan robando el esférico.
La jugada transcurría en corner ajeno, pero el árbitro pita el final del partido.
Daba igual. Con 2-0, la eliminatoria estaba ya más que resuelta en ese minuto, tras el 1-1 de la ida. Sin embargo, ahí estaban, dos jugadores del Atlético de Madrid tirados por los suelos para robar un balón hasta en el último segundo del choque.
“Así los quiere el Cholo”, sentencia mi padre con una sonrisa orgullosa. Y tiene toda la razón. Así los quiere el Cholo. Y así los ha convertido, lo que ha permitido que un equipo que otros años penaba por entrar en Intertoto, lleve dos años ganando títulos y peleándose con los dos gigantes del fútbol español.

INICIO TRANQUILO
Salió el Atleti tranquilo al Vicente Calderón, consciente de que el 1-1 de la ida le daba la clasificación desde el inicio. Por su parte, el Valencia tampoco quiso arriesgar mucho más, sabedor de que sólo necesitaba un gol para pasar a los cuartos, y que para conseguirlo no era precisamente indispensable lograrlo en los primeros compases.
El público, por su parte, contagiado por el ambiente del césped, y porque es imposible (tanto para jugadores como para aficionados) mantener la intensidad y la emoción de un partido como el del sábado ante el Barça, también estaba algo más frío de lo normal.

DEBUT FLOJITO DE SOSA
Así las cosas, la primera media hora se esfumo sin que hubiera poco más que reseñar que un disparo lejano del debutante José Sosa, tras una salida fuera del área de Guaita. El argentino debutó sin pena ni gloria, y para el “debe” dejó un par de balones perdidos en campo propio que podrían haber costado un disgusto. Al menos ahora, no está para subirse a este tren.
A poco del descanso, el Atleti apretó con un par de arreones por la derecha. El primero, en un centro de Juanfran que Raúl García apenas rozó, y la pelota se paseó por la puerta ché; y el segundo, un nuevo pase abajo de Juanfran que salvó Mathieu. El Rayo del Atleti está para ser el lateral derecho titular de España en el Mundial.
El Valencia respondió con una buena jugada trenzada por la izquierda, que terminó con un zurdazo de Bernat que encontró la mano arriba de Courtois. El partido era calmo, pero si el Atleti se estiraba, el Valencia replicaba.

EN LA SEGUNDA, DOBLE RACIÓN DE CABEZA
Pero este Atleti te concede una parte, no dos. Así que recién iniciado el segundo acto Godín avisaba con un cabezado picado que se perdía por encima del travesaño. El linier señala saque de puerta, pero el árbitro corner.
Así que en el saque de esquina, Gabi la pone, Guaita se come la bola, y Godín se come a Barragán y marca de cabeza. 1-0 y la eliminatoria en franquía.
El Valencia quedó KO durante algunos minutos, lo que a punto estuvo de aprovechar Raúl García, inédito hasta entonces, sacándose un latigazo al poste derecho de Guaita.
Sin embargo, el equipo ché volvió a despertar. En apenas un minuto, Courtois volvió a salvar al Atleti, como ya hiciese en la ida. Primero, con un paradón antológico abajo a remate de Helder Postiga casi a bocajarro; y después, arriba, con una palomita ante un trallazo de Míchel.
Quedaba casi media hora y temí por un guión similar al de Mestalla, que terminara con un empate que forzase la prórroga.
Sin embargo, en el 89, Raúl García disipó todos los fantasmas con un cabezazo inapelable tras un nuevo corner de Gabi (2-0).
Los doce goles de Raúl García, muchos de ellos de cabeza, son el mejor ejemplo de la transformación de este Atleti.
Y es que el secreto está en la cabeza. Cuando las piernas no llegan, la mentalidad hace mucho. La confianza puede multiplicar el rendimiento de un futbolista. Y el Cholo Simeone ha conseguido jugadores con una cabeza de hierro y un carácter ganador indomable, que permite llegar a sitios donde sólo con el físico de una plantilla corta no se podría. De momento, a estar con opciones de todo en las tres competiciones. Y ya va más de media temporada...

lunes, 13 de enero de 2014

Una final sin ganador

Llevaba mucho tiempo esperando este partido y con muchas ilusiones y sensaciones entremezcladas, tal y como expresé en la previa en este mismo espacio.
Por desgracia, todavía no era socio cuando el Atleti ganó la Liga del Doblete en 1996, y ese año sólo pude ir con mi padre a un par de partidos, ante el Mérida (1-1) y el Celta (3-2- donde el segundo gol lo marcó curiosamente Simeone). Por lo que puedo decir, sin mucho temor a equivocarme, que el del sábado fue el partido más importante, de Liga, que he visto en el Vicente Calderón.
He tenido la suerte de presenciar in situ los títulos de la UEFA Europa League en el Hamburgo Arena (2010), el Estadio Nacional de Bucarest (2012) y la Copa del Rey ganada la temporada pasada en el Santiago Bernabéu. También viví en directo la amarga derrota en la final del Camp Nou ante el Sevilla (2010). Pero nunca había presenciado un partido de esa magnitud en Liga en el Manzanares: el Atlético de Madrid empatado con otro equipo en lo más alto de la tabla en la jornada 19...
Tristemente, el Atleti no había disputado el título de Liga desde ese lejano 1996 en ninguna campaña, así que para mí era una final. Una gran final. Y al contrario de las anteriores, donde hubo un ganador y un perdedor, en ésta la contienda se quedó como estaba. Como unas tablas en una partida de ajedrez. Como un juicio sin culpables ni inocentes. Como una comida sin pan. Como un final de Los Serrano o The Lost. Todo había sido un sueño... aunque al menos, en éste, al despertarte seguías colíder.

"UN PARTIDO COMO EL DE LA SUPERCOPA"
Dijo el Cholo en la previa que esperaba un partido similar a los de la Supercopa. Y me daba miedo, mucho miedo. Porque especialmente en la ida en el Calderón el Atleti no olió la bola (todavía me pregunto cómo habría sido ese encuentro si no llega a marcar Villa al inicio).
Pero el partido no fue como el de la Supercopa. Este Atleti crece mes a mes. El ejemplo se vio en cómo afrontó la final de Copa en el Bernabéu y cómo salió, mucho más valiente, en la visita liguera sólo cuatro meses después.
Los primeros compases dieron buena cuenta de que el partido no sería el mismo. El Atleti mordía arriba, presionando en línea de tres cuartos. En sólo cinco minutos, Arda hizo un jugadón, sentando a Cesc y Alba y “paseando” con la tranquilidad que le caracteriza por el área, hasta que Piqué cortó su centro; y Gabi, que comandó la presión rojiblanca, robó un balón en campo ajeno que acabó en un pase de Villa que remató Diego Costa y blocó Valdés.

EL BARÇA IMPUSO SU DOMINIO
El Atleti aguantó ese ritmo asfixiante el primer cuarto de hora y después el Barça impuso su inevitable dominio hipnótico e irrebatible. Sin embargo, sólo se tradujo en un tirín de Pedro (el más incisivo) que detuvo sin problemas Courtois, y un disparo lejanísimo de Piqué (me sorprendió por lo inusual de este hecho) que también repelió el meta belga.
Del lado colchonero, la más clara la volvió a firmar Diego Costa, que apareció en el segundo palo para rematar fuera, muy forzado, un corner prolongado por Miranda.
De este modo se llegó al descanso, con la incertidumbre todavía en todo lo alto.

MESSI METIÓ MIEDO... ARDA MARCÓ SU RITMO
El segundo acto comenzó con Messi de inicio, relevando a un castigado Iniesta por la intensidad rojiblanca. A la primera, rompió a Koke y su tiro, sin ángulo, lo sacó Courtois. Pero fue él el que estuvo a punto de romperse, ya que chocó con Diego Costa, que se vació también en defensa, y quedó unos instantes dolorido.
Del lado colchonero sólo había alguien capaz de contestar al dominio blaugrana: Arda Turán. Al jugadón relatado al inicio, le siguió una jugada en la que sentó en un metro a Pedro, Xavi y Busquets. Tras dejar en el suelo al catalogado por muchos como mejor “stopper” del mundo, el turco asistió a Diego Costa, cuyo zurdazo se perdió fuera por poco.
La superioridad del turco exasperó al mismísimo Neymar (que también salió desde el banquillo), quien le propinó una patada sin balón tras una jugada en la que volvió a chulear a los culés.
Su partidazo mereció el premio del gol, que a punto estuvo de encontrar a falta de diez minutos, cuando remató de volea una dejada de Raúl García (debió entrar antes el navarro), pero su disparo encontró a un segurísimo Valdés (lo echarán de menos).
En el único error de la zaga rojiblanca (un despeje corto de Juanfran), Messi recibió con metros por delante en línea de tres cuartos y a mí se me pusieron de corbata. Por suerte, en el único tiro a portería del argentino, Courtois despejó el peligro.
Al final, y sólo al final, el Barça agobió un poco más, pero Gabi, Filipe, Tiago o Godín llegaban siempre antes que las camisetas de Ronald McDonalds (¡Qué equipación!) para conjurar las amenazas.

Y TODOS CONTENTOS... ¿TODOS?
Con el empate, todos salieron contentos y reforzados. Como tras unas elecciones, entrenadores, jugadores y directivos de ambos equipos se mostraban satisfechos. Todos habían ganado. Pero yo no me fui contento. Tampoco triste, claro. Llámenme inconformista, pero había depositado muchas ilusiones en ganar esta batalla. Todavía queda media guerra. Pero quién sabe si llegaremos vivos a la última jornada. En cualquier caso, sí me fui orgulloso. Sobran los motivos.

sábado, 11 de enero de 2014

El partido del siglo: Atleti-Barça, de la ilusión, al miedo

Ilusión, miedo, emoción, inquietud, nervios, tensión, esperanza, desasosiego, confianza, duda, ánimo, recelo, deseo, cautela, ansia, prudencia, seguridad, temor, ensoñación, angustia, euforia, desazón, alegría, entusiasmo, felicidad, fe...
Todas estas sensaciones (y muchas más que no se pueden describir con palabras) se entremezclan en la previa de un partidazo como el de hoy. El fútbol levanta pasiones, y cuando uno se enfrenta esta noche al “partido del siglo” (no he visto ningún Madrid-Barça empatados a puntos en el liderato a estas alturas de la Liga en los últimos diez años, y sin embargo me he hartado de leer/escuchar/ver esta catalogación... ¿El Atleti-Barça de hoy no es el partido del siglo?) son infinitos los sentimientos que afloran.

Desde que el pasado sábado ganamos 0-1 al Málaga no he podido dejar de pensar en este duelo en la cumbre. El Valencia, en medio, era más un estorbo (ojo, por la grandeza de este choque, no porque me “sobre” la Copa) que otra cosa ante la víspera de un partido de tal magnitud.

CIERTO TEMOR
Los sentimientos son más positivos que negativos, aunque en la enumeración del inicio haya intentado equipararlos. Pero es inevitable sobrecogerse imaginando un partido igualado en el que una genialidad de Messi en los minutos finales (posiblemente será suplente) decante la balanza del lado blaugrana; o que el toque hipnótico de Xavi, Iniesta y Busquets nos impida acercarnos a la portería de Valdés (como ya ocurrió en la ida de la Supercopa); o que un chispazo de Pedrito, Cesc, Alexis o de alguna de las innumerables figuras del Barça ponga cuesta arriba este apasionante choque.

Y SUEÑOS
El reto es precioso, y uno también sueña con que una cabalgada de Diego Costa emule lo que tantas y tantas veces ya hicieron antes Agüero, Fernando Torres, Pantic, Caminero, Paulo Futre o la insondable lista de insignes rojiblancos que han hecho morder el polvo al Barcelona tantas veces en nuestro estadio.

LA HISTORIA, DEL LADO ROJIBLANCO
En los tres últimos años el Barça se ha llevado la victoria (además por idéntico resultado, 1-2), sin embargo en los tres anteriores fue el Atleti el que salió vencedor en algunos duelos espectaculares que quedarán siempre en la retina del aficionado atlético, con remontadas increíbles (2-1, 4-3 y 4-2).

Además, la historia está de nuestro lado en estos duelos a orillas del Manzanares (37 victorias; 18 empates; 21 derrotas) al contrario que contra el Real Madrid (V: 23; E: 20; D: 33).

Yo, esta noche, apuesto porque a las 22:00 horas habrá un nuevo líder en la Liga española. Como muchas veces he hablado con mi padre, la extraordinaria temporada que está haciendo este equipo se merece el premio del liderato. Por justicia. Como recompensa al esfuerzo del que consigue más con menos que sus competidores. Y a veces, sólo a veces, la vida es justa. Esperemos que hoy sea una de esas veces. Lo que ocurra de aquí al final de Liga, ya se irá viendo. “Partido a partido”.

miércoles, 8 de enero de 2014

El Atleti se estira en las tres competiciones

Minuto 76 de partido. Sergio Canales, recién entrado en el campo, se saca un disparo con rosca buscando la escuadra derecha del Atlético de Madrid. El 1,99 de Thibaut Courtois vuela sobre el césped de Mestalla y con una manopla derecha prodigiosa evita el empate.
Ésa, fue la diferencia entre un Atlético que también va a por la Copa del Rey, y un Atlético que con Aranzubía, y otros cuantos suplentes, habría relegado la Copa a un segundo plano. El 1,99 y los reflejos de Courtois evitaron ese tanto. El 1,84 del veterano Aranzubía dudo que hubiera llegado a ese balón. Esa estirada, la estirada de Courtois, fue la estirada que el Atlético de Madrid ha realizado para intentar llegar a las tres competiciones. La pregunta es ¿le llegará? ¿hasta cuándo?
Esta metáfora es la que he querido utilizar para resumir un partido en el que el Valencia fue mejor en muchas fases. Le puso más intensidad y tocó más y más rápido en el primer acto, pero ni con ésas le llegó para crear ocasiones claras.
En la segunda mitad, una cantada de Guaita en un corner provocó que Raúl García remachara de cabeza el 0-1 en boca de gol (once tantos ya del navarro en todas las competiciones -6 en Liga, 3 en Champions y 2 en Copa-, sólo por detrás de Diego Costa en la lista de goleadores).

EL VALENCIA MERECIÓ EL EMPATE
Tras el gol, el Valencia lo dio todo por empatar. A la mencionada acción de Canales, se le unió un disparo de Piatti al que volvió a responder Courtois, y en el rechace Canales la mandó incomprensiblemente alta; y un trallazo a bocajarro de Feghouli, tras irse de dos, que salvó de nuevo el meta belga. El extremo argelino, por cierto, hizo más en media hora que gran parte del ataque ché.
Al final, el Valencia hizo justicia en el 93 con un cabezazo libre de marca de Helder Postiga a centro del propio Feghouli (1-1), en una jugada en la que el Atleti no supo defender una subida de Guardado, después de varios minutos en los que los rojiblancos no aguantaban el balón más de cinco segundos.

Buen resultado al fin y al cabo que deja la eliminatoria con ventaja para los colchoneros y el sábado viene el Barça. La batalla de todas las batallas. El partido del siglo... ¿o éste no lo es? Disfruten.

domingo, 5 de enero de 2014

Se acaban las palabras; se acaban los embozos

Dice la RAE que embozo es el “doblez de la sábana de la cama por la parte que toca al rostro” (1) o la “parte de la capa, banda u otra cosa con que se cubre el rostro” (2). En el caso que nos ocupa hablaríamos del “recato artificioso con que se dice o hace algo” (5).
“Quitarse alguien el embozo” es “descubrir y manifestar la intención que antes ocultaba”.
Si el Atlético de Madrid el próximo sábado gana al FC Barcelona (espero que esta semana se empiece a hablar de “el partido del siglo”), todos sabemos que Simeone volverá a enunciar el “partido a partido”. Pero habrá dos grandes diferencias: le costará mucho más que en las 18 jornadas precedentes esconder una sonrisa de enorme satisfacción y ya serán pocos los que se crean su discurso para no calificar abiertamente al Atleti como candidato al título.
No quiero con esto, ni mucho menos, criticar la “estrategia” de Simeone, que me parece la acertada (recuerdo bien como en el Atleti del Doblete, del que él formó parte importante, Penev, Kiko, Caminero, Solozabal y compañía también sostenían el “partido a partido”, del que sólo se vieron obligados a bajarse cuando ganaron en el Camp Nou 1-3 a falta de cinco jornadas). Sólo quiero advertir de que una victoria ante los blaugranas provocará que ya sean pocos los que no vean el discurso del Cholo como un subterfugio.

"GANAR AL BARÇA NO SERÍA BUENO"
Vi el Málaga-Atleti en un bar con mi amigo Chechu, para quien ganar al Barça la semana próxima no sería bueno. “Como el Atleti se ponga primero van a ir todos contra él. No interesa que el Atleti gane la Liga. No vende”, aseguraba convencido.  
Yo no soy de la misma opinión, y pienso que es una extraordinaria oportunidad de dar un golpe en la mesa que nos reafirme como una alternativa real. Además, este equipo ha demostrado que no le puede la presión del liderato, ganando y colocándose líder las dos últimas jornadas.
Lo contrario, una derrota, desinflaría el globo, más teniendo en cuenta que sería para el Barça una victoria, al menos, de cuatro puntos (con el goal average), ya que sí que veo realmente complicada la tarea de vencer en el Camp Nou.
“¿Pero de verdad crees que el Atleti va a ganar la Liga?”, me interroga Chechu.
Pues la verdad es que me están haciendo creérmelo… ¿Y a vosotros?
“Es mejor un empate. Que siga el Barça primero”, opina él.

BRILLANTES NÚMEROS A DOMICILIO
Se acaban las palabras porque, aunque es cierto que por lo general el Atleti baja un par de puntos en su fútbol fuera de casa, siempre acaba ganando.
Así lo ha hecho en el Pizjuán (1-3), Anoeta (1-2), Zorrilla (0-2), Bernabéu (0-1), Los Cármenes (1-2), el Martínez Valero (0-2), y ayer La Rosaleda (0-1).
Sólo Cornellá (1-0) y El Madrigal (1-1) se atragantaron, pero ha sacado 22 puntos de 27 posibles a domicilio y sólo ha encajado cinco goles en nueve salidas. Repito: sin palabras.
En muchos de los citados encuentros no se jugó bien, como ayer, pero se ganó.

EN EL MEDIO CAMPO JUGÓN, TIAGO, EL MEJOR
Como en ocasiones precedentes, la primera parte fue gris. Apenas tres acercamientos en un toque sutil de Koke que buscaba la escuadra, pero sin potencia; un zurdazo cruzado de Arda que blocó abajo Caballero, tras varios rechaces en el área; y una buena jugada personal de Juanfran, tras irse de dos, que despejó el meta argentino. Un Juanfran, por cierto, que será la única baja por sanción ante los culés (Filipe, Koke y Arda se “salvaron”).

Dispuso Simeone su medio campo más jugón con Arda, Tiago, Koke y Óliver y el que más destacó fue el menos técnico de los cuatro, Tiago, cuya figura se engrandeció en la segunda parte. No falló ni un pase y barrió todo balón dividido en la franja ancha.
Me decepcionó Óliver, que al contrario que el portugués sí perdió más bolas de la cuenta y apenas dejó muestras de su magia.
En el Málaga sólo Juanmi jugó arriba (Schuster sacó tres centrales), pero fue como si no hubiera nadie. En el primer acto Courtois sólo tuvo que intervenir una vez en un disparo abajo de Eliseu con su pierna mala.  

ADRIÁN SIGUE SIN METERLA
Se hacía necesario algo más en la segunda mitad y el Cholo eligió a Adrián. Fue protagonista el asturiano, sin duda, pero sigue sin gol.
Por fortuna, ese algo más volvió a ser Diego Costa. Tras pegarse con la zaga rival sin éxito en el primer acto, al cuarto de hora de la segunda cabalgó por banda izquierda, dejó solo en el flanco contrario a Adrián, pero el 7 decidió recortar, en vez de tirar, y se la robó Weligton.
A los 25 minutos hubo más suerte. Costa vuelve a recibir en el ala izquierda, hace un amago, dos, tres, y ya en el área encuentra nuevamente a Adrián, al que vuelve a dejar solo. Volvió a fallar el 7, pero esta vez su zurdazo lo rechazó Caballero para que cayera franco a pies de Koke, que fusiló el 0-1. Cuarto gol del canterano, que fue celebrado en el bar con la importancia que merecía.

0-1 Y A SUFRIR
Tuvo que sufrir el Atleti en los instantes finales, ya que cada corner ponía un nudo en la garganta (al menos en la mía). Pero las pulsaciones no subieron más allá de un disparo de Sergio Sánchez que rechazó una oportuna casaca rojiblanca.
El Cholo tradujo ese miedo al belga, dando entrada a Alderweireld por Villa y terminando con tres centrales, pero bien está lo que bien acaba.
El sábado viene el Barça (20:00 horas) y ya sólo puedo pensar en que ese partido debe ser una gran fiesta en el Calderón. ¿Saben lo único que me da miedo? El Valencia (martes, 22:00 horas). ¿Tirará Simeone la Copa? ¿Qué harías tú?