martes, 1 de noviembre de 2016

El fútbol es de los extremos: Yannick Ferreira Carrasco

JORNADA 10- ATLÉTICO 4-2 MÁLAGA
Goles: Carrasco (2) y Gameiro (2).
El verano de 2015 el Atlético de Madrid hizo un importante desembolso en fichajes. Una inversión de unos cien millones de euros para traer, entre otros, a un pipiolo de 22 años aún sin cumplir, belga de nacimiento, hispano-luso de ascendencia, y francés de club de procedencia (el Mónaco). Yannick Ferreira Carrasco, un desconocido para el aficionado medio al fútbol español, que llegaba por unos 15 millones de euros y que ilusionaba menos que el goleador del Oporto, Jackson Martínez (36 millones), que la estrella incipiente del Villarreal, Vietto (20 millones), o el regreso de Filipe Luis (16 millones).
Pocos apostaban por este delgaducho extremo al que le costó bastante hacerse con un hueco en el once. En mi entorno, sólo mi amigo Borja Aranda (@Borja_Aranda_) defendía al belga. “Va a triunfar en el Calderón. ¡Carrasquismo!”, sentenciaba siempre que tenía ocasión.

HACE UN AÑO, CARRASCO EFERVESCENTE
En mi caso particular, su fútbol me provocaba un sentimiento agridulce. Siempre encaraba, tenía descaro y verticalidad, pero rara vez era capaz de marcharse de su par. Por entonces, lo definía como un champán barato: muy efectista y ruidoso al inicio, efervescente, pero, finalmente, de escaso contenido y sabor.
Justo ahora hace un año, la explosión de burbujas de este champán belga nos dio nuestra primera gran noche. Fue contra el Valencia, en la jornada 9, su primer partido de titular en Liga, que aprovechó completando un gran encuentro, con un golazo desde fuera del área tras sentar a dos contrarios. Lo hizo con un disparo ajustadísimo desde fuera del área, como este sábado contra el Málaga.

CARRASCO HA CAMBIADO: DEL 21, AL 10
Pero algo ha cambiado en Carrasco. Mucho. Ahora los mete a pares. O a tríos. En un mes escaso ha metido siete goles. Siete (tres al Granada y dos al Málaga, en Liga; y uno al Bayern y al Rostov). Ya son dos más que los que marcó en toda la temporada pasada, cinco (cuatro en Liga y uno en la final de la Champions).
Ahora ya no lleva el 21 de Caminero, sino el 10 de Futre. El 10 de los cracks. Y ya no alterna la titularidad con la suplencia, sino que se ha hecho con un sitio indiscutible entre los titulares del Cholo Simeone.
Este sábado, Carrasco volvió a ser imprescindible en la victoria. A los seis minutos abrió la lata tras abrirse hueco con la derecha y pegar un latigazo cruzado con la zurda (1-0); y a falta de cinco sentenció un partido que se había complicado de forma inexplicable, tras finalizar un carrerón de 50 metros (en el que fundió a Ricca) con un derechazo perfectamente colocado al palo largo de Kameni, haciendo inútil su estirada (4-2).

DE LA PLACIDEZ, A LA TENSIÓN
Entre medias, Gameiro aprovechó un despeje de Koné propio de un Benjamín (al centro), que Camacho sacó como pudo (al punto de penalti) y el francés fusiló el 2-0.
El Málaga se metió en el partido con su único disparo del primer tiempo, una falta lateral de Sandro que sorprendió a Oblak y a todos (2-1). Desde mi perspectiva en el Fondo Sur, yo no la vi dentro hasta que la estaban sacando de las mallas…
Pero el Atleti era muy superior, y al borde del descanso nuevamente Gameiro rentabilizó una gran dejada de Griezmann, supera a Villanueva y bate por bajo a Kameni (3-1).
El partido iba para goleada, pero en tres minutos (expulsión de Savic en el 60; y el 3-2 de Camacho en un cabezazo en el 63) el Málaga, sin creerlo ni merecerlo, se metió en el partido.

Lo sentenció Carrasco, que hizo que el reloj, cuyas manecillas se congelaron durante momentos que parecían ser eternos en el 79… en el 82… volviera a correr con naturalidad y fluidez a partir del minuto 86.
El Carrasquismo ya es religión en el Calderón. El belga es uno de los baluartes del Cholo, no sólo por sus goles y su desborde, sino por su lucha. Claro ejemplo de ello lo dio en el minuto 72, cuando bregó en área ajena por un balón que otros habrían dado por perdido, se la robó a Villanueva, y le forzó una tarjeta en el lateral del área. Falta que, por cierto, luego estrelló en el larguero.

EL FÚTBOL ES PARA LOS EXTREMOS
Decía Johan Cruyff que el fútbol es de los extremos. “¿Existe la posibilidad de jugar a un fútbol de gran nivel sin extremos?”, se preguntaba el crack holandés en una entrevista con motivo del 50 aniversario de la UEFA. “El fútbol con extremos te da muchas más opciones. Jugadores que tengan la habilidad de jugar hacia el interior del campo o que sobrepasen con facilidad a sus marcadores y saquen un buen centro”, explicaba en esa entrevista.
Un hombre que puso la semilla del gran Barça que es hoy con el Dream Team, donde futbolistas veloces y con desborde como Stoichkov y Begiristain, o desde más atrás, como Goicoechea y Sergi, rompían a las defensas rivales con su verticalidad, siempre pegados a la banda.

Y en un fútbol donde los extremos cada vez son más escasos, Carrasco es una especie en extinción. Un champán cuya efervescencia va ahora acompañada del mejor de los posos, a la altura del mejor Moët et Chandon. Un placer para los sentidos…

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